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Consumo de café se relaciona con una ralentización en el deterioro cognitivo

S L Gardener et al, Un consumo elevado de café se relaciona con una ralentización en el deterioro cognitivo y una menor acumulación de beta-amiloide en el cerebro: un estudio sobre biomarcadores y estilo de vida en Australia, Frontiers in Aging Neuroscience, 2021, publicación online

Estudio en humanos – Enfermedad de Alzheimer

RESUMEN:

Antecedentes: El café es una de las bebidas más populares y consumidas en todo el mundo. En muchos estudios se sugiere que el café puede tener capacidad protectora frente a diversas enfermedades, incluida la enfermedad de Alzheimer (EA). Sin embargo, no se cuenta con demasiados estudios con datos longitudinales en cohortes de adultos de edad avanzada en los que se relacione la ingesta de café con el deterioro cognitivo en distintas vertientes funcionales, y en los que además se investiguen los posibles mecanismos neuropatológicos que expliquen dichos efectos.

Método:  Este estudio pretende analizar la relación del consumo habitual de café con el deterioro cognitivo a través de una batería de variables neurofisiológicas en 227 adultos de edad avanzada y función cognitiva normal. Los participantes proceden del Estudio AIBL realizado en Australia durante un periodo de seguimiento de 126 meses. En un subgrupo de esos 227 adultos, se analizó además la relación entre el consumo habitual de café y la acumulación de beta-amiloide en el cerebro (n=60) , además de con el volumen cerebral (n=51) durante 126 meses.

Resultados: Un mayor consumo de café al inicio del estudio se relacionó con una ralentización del deterioro cognitivo en lo que respecta a la función ejecutiva, la atención y el índice AIBL-PACC de la enfermedad de Alzheimer – que es capaz de detectar de manera fiable los primeros signos de deterioro cognitivo en poblaciones cognitivamente normales pero de riesgo –, además de implicar una menor probabilidad de que un individuo pasara del deterioro cognitivo leve a la EA durante los 126 meses de seguimiento. Un mayor consumo de café al inicio del estudio se relacionó igualmente con una acumulación más lenta de beta-amiloide en el cerebro durante los 126 meses de seguimiento, reduciéndose al mismo tiempo el riesgo de que durante ese tiempo un individuo pasara a niveles de acumulación medios, altos o muy altos. No se observó relación entre la ingesta de café y la atrofia de la sustancia gris, la sustancia blanca o el volumen del hipocampo en el cerebro.

Conclusiones: Nuestros resultados reconfirman la hipótesis de que el consumo de café puede ser un factor de protección frente a la EA, de forma que el aumento en el consumo de café reduce el deterioro cognitivo al minorar la acumulación de beta-amiloide en el cerebro. De esta forma, se neutraliza el efecto neurotóxico que la beta-amiloide tiene sobre el cerebro al desencadenar procesos inflamatorios y generar estrés oxidativo. Deben realizarse más investigaciones para establecer si el café debiera considerarse como elemento de la dieta y del estilo de vida capaz de retrasar la aparición de la enfermedad de Alzheimer.

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