Estudios en pacientes

Los estudios epidemiológicos antes mencionados sobre consumo de café/cafeína y sus diversos efectos sobre el corazón se realizaron con individuos sanos. Recientemente se han realizado numerosos estudios con pacientes que sufren determinadas enfermedades. Evidentemente, los efectos en enfermos difieren de los observados en personas sanas:

  • En el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud (estudio prospectivo de cohortes), se tomaron los resultados de 3.497 hombres diabéticos y se concluyó que el consumo habitual de café no está relacionado con un mayor riesgo cardiovascular o de mortalidad (32).
  • En una cohorte sueca, se analizó la relación entre el consumo de café y la mortalidad tras un primer infarto de miocardio agudo (1.369 participantes y 289 casos). El consumo de café en el momento de la hospitalización por el primer infarto de miocardio se vio inversamente relacionada con la mortalidad posterior a dicho infarto (33).
  • En un pequeño estudio italiano prospectivo de cohortes, se siguió a 553 hipertensos en fase 1 durante 8 años, desarrollando finalmente hipertensión 323 de esos pacientes. Los pacientes con diferencias genéticas, en particular los que presentaban genotipos P450-1A2 diferentes, mostraron diversos perfiles de riesgo de hipertensión asociados al consumo de café (34).

Estas observaciones requieren análisis adicional, también incluyendo a personas sanas, ya que podrían explicar algunas de las variaciones observadas en los resultados de los estudios epidemiológicos mencionados más arriba.

Además de estos 3 pequeños estudios prospectivos de cohortes en pacientes, también disponemos de un pequeño estudio transversal y otros dos pequeños ensayos:

  • En un pequeño estudio transversal (34) realizado en Grecia con 374 pacientes que habían sufrido un síndrome coronario, se establecieron dos subgrupos en función de si habían desarrollado o no disfunción sistólica ventricular izquierda. Se observó que en los pacientes normotensos, el consumo de café a cualquier nivel se asociaba con un riesgo sustancialmente menor de desarrollar disfunción sistólica ventricular izquierda, mientras que en pacientes hipertensos el riesgo aumentaba si el consumo era de 3 ó más tazas de café al día (35). Sin embargo, no está claro si en hipertensos la relación alcanzó significancia estadística.
  • En un ensayo aleatorio realizado en Reino Unido, se analizó la variabilidad de la frecuencia cardiaca en pacientes de infarto de miocardio tras consumir café normal y descafeinado durante 5 días. El consumo de café no se relacionó con efectos cardiovasculares negativos en el corto plazo (36).
  • En un pequeño estudio suizo (15 pacientes con enfermedades coronarias y 15 controles con idénticas edades), se analizó el flujo sanguíneo al miocardio durante el ejercicio físico antes y después de ingerir 200mg de cafeína por vía oral. Se observó una reducción del flujo sanguíneo al miocardio durante el ejercicio en el grupo que tomó cafeína, especialmente entre los pacientes. No se observaron cambios en ninguno de los dos grupos en reposo habiendo ingerido cafeína (37).

Los resultados de los estudios con pacientes deben interpretarse con precaución. Debido a las dificultades obvias para incluir pacientes enfermos en los ensayos, los estudios tienden a contar con pocos participantes. Además, los tratamientos a los que se someten o han sometido pueden interferir con el ensayo. Por tanto, los resultados pueden divergir al analizar participantes sanos y enfermos. El valor principal de los estudios con enfermos debería centrarse en el desarrollo de nuevas terapias.