Café y deterioro cognitivo

Consumo de café y deterioro cognitivo relacionado con la edad

Las funciones cognitivas (tiempo de reacción, ratios de percepción y procesamiento de información) suelen mantenerse estables hasta los 60 años, tendiendo posteriormente a deteriorarse lentamente. Algunas investigaciones apuntan a que el funcionamiento cerebral puede comenzar a deteriorarse incluso a partir de los 45 años (1). El grado de deterioro cognitivo varía ampliamente de un individuo a otro.

Los estilos de vida poco saludables, las enfermedades vasculares, el estrés oxidativo, la inflamación y ciertos factores genéticos pueden acelerar ese declive cognitivo, lo que sugiere que dicho declive puede, al menos parcialmente, mitigarse. Desde hace tiempo se considera que la cafeína podría conseguir mitigar parcialmente el deterioro cognitivo gracias a sus efectos positivos sobre el estado de alerta, especialmente cuando el nivel de alerta es especialmente bajo (2,3,4).

Efectos generales del café y la cafeína sobre la función cognitiva

En muchos estudios, los jóvenes y las personas mayores responden de manera diferente a la cafeína. Además, la cantidad de cafeína también es un factor a la hora de influir sobre el rendimiento cognitivo de las personas mayores.

En dos de los primeros estudios realizados sobre este asunto, en los que participaron adultos y personas mayores, se establecía que la cafeína mejora la capacidad de atención, el rendimiento psicomotor y la función cognitiva, así como el sentimiento de bienestar general de las personas mayores. Las personas mayores mostraron una mayor sensibilidad a los efectos protectores de la cafeína sobre el rendimiento mental frente a su declive en el tiempo, por comparación con los adultos más jóvenes (5,6).

En jóvenes (18-37 años), la cafeína mejora el rendimiento al realizar tareas mientras están sometidos a distracciones, más que durante la realización de tareas simples. Las personas mayores (60-75 años), sin embargo, veían su rendimiento mejorado  durante la realización de tareas complejas que requerían una atención continua. Hay que destacar que, en general, resulta más difícil mejorar el rendimiento de personas mayores durante la realización de tareas complejas que mejorar el de los jóvenes (7).

Parece que la cafeína es capaz de contrarrestar los efectos del envejecimiento cognitivo al estimular las energías de las personas mayores (8).

En un estudio realizado en Reino Unido con 9.003 adultos jóvenes se observó una mejora de tipo dosis-respuesta en el rendimiento cognitivo para los niveles de alto consumo de café. En general, un consumo elevado de cafeína (procedente del café o del té) mejoró los tiempos de reacción simple y de elección, la memoria verbal incidental y el razonamiento visual-espacial. Las personas mayores parecían ser más propensas a mejorar su rendimiento mental que los jóvenes como consecuencia de los efectos favorables de la cafeína (9).

En 2014, se publicó un análisis basado en el Estudio Longitudinal del Envejecimiento en Baltimore, un estudio prospectivo de cohorte, sugiriéndose en él que la ingesta de cafeína está relacionada con una mejora de la función cognitiva general en adultos mayores de 70 años (10). Sin embargo, dos estudios holandeses sobre personas de entre 24 y 81 años también detectó estos efectos positivos de la cafeína sobre la función cognitiva, fundamentalmente sobre el tiempo de reacción y la memoria verbal, pero dichos efectos positivos lo eran para cualquier grupo de edad (11,12).

Otros compuestos presentes en el café también pueden mejorar el rendimiento cognitivo en personas mayores. Un estudio piloto sobre 39 personas sanas de entre 53 y 79 años estableció que el café descafeinado enriquecido con ácido clorogénico mejoró el estado de ánimo, y algunos comportamientos relacionados con el mismo, al comparar con individuos que consumieron café descafeinado normal. El efecto fue algo menor que el de la cafeína, pero refleja la posible actividad positiva del ácido clorogénico sobre la función cognitiva, debiéndose realizar estudios adicionales al respecto (13).

Efectos del café y la cafeína sobre el deterioro cognitivo

En diversos estudios se sugiere que el consumo habitual de café y cafeína puede reforzar la reserva cognitiva de las personas mayores, especialmente en mujeres.

Un meta-análisis, realizado en 2010 sobre 9 estudios en los que se analizaban los efectos del café y la cafeína sobre diferentes indicadores de deterioro y/o daños cognitivos (4 estudios sobre Alzheimer, 2 sobre demencia y daños cognitivos, y 3 sobre deterioro cognitivo), estableció que  la ingesta de cafeína se vincula a un menor riesgo de declive cognitivo para el conjunto de los diferentes indicadores analizados (RR promedio=0,84), registrándose una heterogeneidad moderada (14). Aunque este meta-análisis analiza aspectos diversos, que iban desde el deterioro cognitivo al Alzheimer, los resultados indicaron claramente que el café tiene un efecto protector frente a estos problemas. Debe mencionarse que en este análisis no se incluyeron varios estudios que analizaban el efecto del café sobre el deterioro cognitivo específicamente relacionado con la edad.

En una revisión sistemática de la literatura científica disponible en 2013 se seleccionaron únicamente 6 estudios prospectivos en el campo del declive cognitivo, lo que indica que deben realizarse más estudios en esta área. La revisión concluyó que, en todos los estudios sobre té y en la mayoría de los que analizaban el café, el deterioro cognitivo estimado fue menor entre los consumidores de estas bebidas, aunque no se pudo establecer una relación dosis respuesta. Sí se estableció un efecto mayor en mujeres que en hombres (15).

El estudio Rancho Bernardo, realizado sobre 1.538 personas sanas (890 mujeres y 638 hombres) en Carolina del Sur y con una edad promedio de 73 años, se observó, que en el caso de las mujeres, un mayor consumo de cafeína a lo largo de la vida se relaciona con una mejor puntuación en 6 de los 12 tests cognitivos realizados, con una tendencia positiva en otros 2 de esos tests. En mujeres mayores de 80 años, la ingesta de café durante toda su vida se relacionó con mejores puntuaciones en 11 de esos 12 tests. La ingesta presente de cafeína también se relacionó con una mejora en el rendimiento cognitivo. En hombres, no se observó relación entre ingesta de café y función cognitiva, y el café descafeinado tampoco mostró relación con la función cognitiva, ni en hombres ni en mujeres (16).

En el estudio longitudinal prospectivo Three City se analizó a 4.197 mujeres sanas y 2.820 hombres sanos de más de 65 años. Las mujeres que consumían más de 3 tazas de café diarias (con cafeína) durante cuatro años sufrían un menor deterioro en su capacidad de recuperación verbal y memoria visual-espacial que las que consumían menos de 1 taza diaria durante ese periodo. El efecto protector de la cafeína se intensificaba con la edad, alcanzando su máximo en las mujeres de 80 años. No se observó relación en hombres entre la ingesta de cafeína y el deterioro cognitivo (17).

En una cohorte de 648 adultos mayores de 65 años en Portugal, la exposición a más de 62mg/día de cafeína (el equivalente a al menos de 1 taza normal de café) por comparación con 22mg/día mostró una relación con un menor riesgo de deterioro cognitivo en mujeres (18).

En otro estudio, sobre 4.809 personas con edad a partir de 65 años, se examinó la relación entre consumo de café y té y cambios en la función cognitiva en función del género. El rendimiento cognitivo se evaluó a través de ejercicios MMSE (Mini-Mental-State-Examinations) realizados hasta en 9 ocasiones cada año. El seguimiento se realizó durante un periodo medio de 7,9 años, y aquellos participantes que no consumían ni té ni café vieron su rendimiento mental caer en 1,30 puntos (mujeres) y 1,11 puntos (hombres) cada año. En el modelo estadístico plenamente ajustado, el consumo de té, café y cafeína siguió mostrando una ligera capacidad de atenuar el declive cognitivo en mujeres, sin que dicho efecto fuera consistente en hombres (19).

En otro estudio prospectivo se analizó el declive cognitivo durante un periodo de 10 años en 676 hombres sanos nacidos entre 1900 y 1920 en 3 países europeos (Finlandia, Italia, Países Bajos). Los hombres que bebían café sufrieron un deterioro cognitivo del 4%. En los no bebedores de café, dicho declive llegó al 8,7%. Los autores indicaron la existencia de una relación inversa en forma de J entre el número de tazas de café consumidas y el grado de deterioro cognitivo, con el mínimo deterioro cognitivo (2%) registrado para un  consumo de 3 tazas de café diarias. Dicho declive era 4,3 veces menor que el observado en los no bebedores de café (20).

En un estudio de cohorte realizado con 923 adultos sanos en Escocia (Estudio Lothian de Control de los Nacidos en 1936) se evaluó el CI de niños de 11 años y posteriormente cuando tenían 70 años. Los autores establecieron una relación entre la ingesta total de cafeína (café, té y otras fuentes en la dieta) y la capacidad cognitiva general y la memoria. Tras ajustar los resultados en función del CI de partida a los 11 años y la clase social, siguió observándose una fuerte relación entre el consumo de café (de filtro o espresso) y la capacidad lectora. Al contrario de lo observado en los estudios anteriores, no se detectaron diferencias de género (21).

En un estudio general realizado en Taiwán se observó que, de entre todos los factores de estilo de vida analizados, el consumo de frutas, verduras, café y té mostraba una relación inversa con el deterioro cognitivo. Los autores concluyeron que las personas que no bebían café tenían un riesgo significativamente mayor de sufrir deterioro cognitivo (22).

En otro estudio, realizado a partir del Estudio Sobre Salud Cardiovascular en Mujeres y Antioxidantes, el consumo de café con cafeína (pero no otros alimentos o bebidas con cafeína, como el té, el chocolate o los refrescos de cola) demostró tener una relación significativa con una ralentización en el deterioro cognitivo de mujeres mayores con problemas vasculares (23).

En vista de los efectos beneficiosos del café y de la cafeína sobre el deterioro cognitivo, deben realizarse nuevos estudios al respecto, especialmente para clarificar porqué en algunos estudios parece que únicamente las mujeres se benefician de dichos efectos.

Actualizado a 04/04/2017.