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Efecto protector del café

Se han realizado varios estudios epidemiológicos sobre el café y la diabetes que han demostrado que el consumo de esta bebida se asocia con un menor riesgo de padecer la enfermedad. Veamos alguno de ellos:

Un estudio realizado mediante una encuesta dietética a la población general, que incluyó a más de 17.000 sujetos, demostró que las personas que bebían al menos 7 tazas de café al día tenían la mitad de posibilidades de sufrir diabetes que las que bebían 2 tazas o menos, incluso tras ajustar según diversas variables. El riesgo de diabetes mellitus tipo II disminuía según la dosis de consumo de café. Sin embargo, en este estudio no se distinguió si se trataba de consumo de café normal o descafeinado, ni se preguntó a los participantes sobre el consumo de otras bebidas que también contienen cafeína, como el té o las bebidas de cola.

En otros dos estudios más recientes se volvieron a obtener las mismas conclusiones, lo que confirma la asociación encontrada en el primer estudio referido. En uno de ellos, realizado por la Universidad de Harvard y publicado por Salazar-Martínez et al., (2004), se evaluó el consumo de café y de cafeína proveniente de otras bebidas en un amplio grupo formado por 41.934 varones trabajadores sanitarios y 84.276 enfermeras. El estudio se realizó mediante un cuestionario de ingesta alimentaria que se repitió cada 2/4 años. Tras 16 años de seguimiento se observó que el consumo de café se asociaba con un bajo riesgo de diabetes, incluso después de ajustar según la edad y el grado de obesidad. La relación era incluso más intensa en las mujeres que en los hombres. También se encontró un efecto protector de la ingesta total de cafeína y el riesgo de diabetes.

Tras estos hallazgos, los autores concluyeron que, tanto el consumo de café como de cafeína, disminuían el riesgo de desarrollar diabetes.

En Finlandia se llevó a cabo otro estudio epidemiológico similar, realizado por Tuomilehto et al., (2004), en el que se utilizaron cuestionarios sobre la ingesta habitual y participaron 16.600 personas en total con edades comprendidas entre los 35 y 64 años. Se evaluó la incidencia de diabetes tras 12 años de seguimiento examinando los registros del sistema sanitario. Además, personal cualificado midió la talla y la presión arterial de los pacientes. Nuevamente se confirmó que el riesgo de diabetes disminuía con el consumo de café. Por otro lado, un estudio realizado en Suecia en el que se siguieron unos 8.000 sujetos también asoció inversamente el consumo de café con el riesgo de presentar diabetes, previamente conocida o diagnosticada durante el estudio por medio de una curva de glucosa. Incluso en las personas que padecían diabetes, el alto consumo de café (> 5 tazas/día) se relacionó de manera inversa con la resistencia a la insulina, que es la alteración subyacente en la diabetes tipo II.

También un metaanálisis en el que se investigó la relación entre consumo de café y riesgo de padecer diabetes concluyó un efecto protector similar. En él se incluyeron un total de 9 estudios con casi 200.000 participantes que reportaron su consumo de café y entre los que se produjeron 8.394 casos de diabetes tipo II. Se observó que el riesgo relativo de diabetes era un 35% menor para las personas con ingesta de 6-7 tazas al día, comparado con la no ingesta habitual de café. Hay que señalar que este número de tazas de café corresponden a café americano, mucho más diluido que el que tomamos en España.

En otro estudio realizado en gemelos finlandeses con idénticas características genéticas en el que un miembro de la pareja tomaba café y el otro no también se demostró que el consumo de café tenía un efecto protector en relación a la diabetes. Este estudio aporta una novedad, ya que descarta la posibilidad de interferencia por los aspectos genéticos, que eran similares en ambos gemelos. Recientemente, en un estudio del año 2009 -Puerto Rico Heart Health Program cohort-, realizado con casi 10.000 varones, se ha vuelto a observar un efecto protector del consumo de café sobre el riesgo de diabetes.

A esta misma conclusión llegaron Rosengren y cols., (2009) en otro estudiorealizado con mujeres suecas. Tras un seguimiento de 18 años, se encontró que el efecto protector del café frente a la diabetes dependía de la cantidad de café ingerida; es decir, era dosis-dependiente.

También Isogawa y cols., (2003) han publicado un estudio en esta misma línea. En este caso, no se pudo demostrar el efecto protector con la ingesta de otras bebidas con cafeína, como por ejemplo el té. Por tanto, sus autores concluyeron que posiblemente no es la cafeína la substancia protectora frente a la diabetes. Hay otras investigaciones que al evaluar el efecto de los diferentes tipos de café han demostrado que el café descafeinado también tenía un efecto protector. En una de ellas se encontró que el consumo de café descafeinado durante 14 días reduce la glucemia en voluntarios sanos. Por lo tanto, algunas evidencias científicas apuntan a que el efecto protector del café se debe a otros constituyentes del café distintos de la cafeína.

Más reciente es un metaanálisis de Huxley (2009) en el que se incluyeron los datos de 18 estudios con información de un total de 457.922 participantes. En 6 de estos estudios se evaluaba además la relación entre café descafeinado y diabetes (N = 225 516). Se observó una relación inversa entre el consumo de café y el riesgo de diabetes, de forma que cada taza adicional de café al día se asociaba a una reducción de un 7% en el riesgo de padecer diabetes. De la misma manera se observaron asociaciones inversas entre el consumo de café descafeinado y el riesgo de diabetes.

Algunos datos sugieren que la disminución del riesgo de diabetes se debe a un posible efecto sobre el peso corporal. Esta hipótesis está sustentada por un estudio epidemiológico prospectivo reciente realizado por el grupo de epidemiología de Harvard a las 85.000 enfermeras americanas del Nurses Health Study, en el que se ha observado que el aumento en la ingesta de cafeína, café y de café descafeinado se asociaba inversamente con la ganancia de peso durante un periodo de 12 años. Sin embargo, los efectos eran relativamente modestos.

En el estudio Pizarra, realizado en una pequeña ciudad de Málaga por investigadores españoles encabezados por el doctor Federico Soriguer, se seleccionaron aleatoriamente 1.226 adultos de esa ciudad. Se observó que las personas que bebían café por lo menos una vez al día tenían un riesgo más bajo de diabetes que las personas que bebían café de forma ocasional. A estos malagueños se les ha estudiado la ingesta alimentaria, incluyendo el consumo de café, y se les ha seguido a lo largo de los años, realizándoles una curva de glucosa. Las personas que bebían diariamente café presentaron un menor nivel de glucemia -determinada a los 120 minutos-.

Los autores concluyeron que los datos confirmaban los resultados de estudios previos sobre el efecto beneficioso y protector del café también en personas que siguen un patrón alimentario típicamente mediterráneo.

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