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El café descafeinado, una excelente alternativa.


Mariano de la Figuera von Wichmann. Médico de Familia en el Centro de Asistencia Primaria La Mina de San Adrián del Besós (Barcelona).

Algunas personas habituadas al consumo diario de café deciden, por propia voluntad o por recomendación médica, eliminarlo radicalmente de su dieta. En otros casos, conscientes simplemente de los efectos de la cafeína en su organismo, sustituyen alguno o incluso todos los cafés diarios por café descafeinado. Ambas decisiones pueden ser correctas; pero la segunda es, quizás, la más razonable. ¿Por qué?. Sencillamente, porque el café descafeinado, especialmente si es de buena calidad, mantiene todo el sabor y la mayoría de las propiedades beneficiosas del café, con la excepción de alguno de los efectos positivos que puedan producir la cafeína, por ejemplo, sobre el estado de alerta y la capacidad de atención.

Algunas voces críticas sostienen que en el proceso de descafeinado no se elimina totalmente la cafeína. Esto es cierto, si bien su contenido es marginal. Un café expresso (7 gr de café) puede llegar a contener más de 50 mg de cafeína. El café descafeinado contiene entre 2 y 9 mg de cafeína por cada 10 gr de café, por lo que, en efecto, no está totalmente descafeinado. Los métodos más modernos de descafeinado, basados en el contacto del grano de café con agua y filtros de carbón activado (el conocido como “método suizo”), no tienen apenas efectos sobre el sabor o el aroma del café. El buen café descafeinado, por tanto, sabe casi exactamente igual que el café con cafeína con una ventaja añadida: puede ser tomado a cualquier hora del día por aquellas personas que son más sensibles a la cafeína.

Por otra parte, en el proceso de descafeinización un gran número de sustancias beneficiosas permanecen en el grano de café, como los antioxidantes y las vitaminas. Esto podría explicar que muchos estudios realizados para evaluar los beneficios del café hayan demostrado estos mismos efectos con el consumo de café descafeinado. Así, cuando se ha analizado la relación del consumo de café con la mortalidad, se ha observado una asociación entre el consumo de café descafeinado y una pequeña reducción de la mortalidad total y cardiovascular(1). Existen evidencias sobre el papel beneficioso del consumo de café sobre las enfermedades del aparato digestivo (como la litiasis biliar) que también son extensivas al café descafeinado(2). También es conocido el efecto protector del consumo de café descafeinado sobre la incidencia de diabetes(3). En cambio, es lógico pensar que en algunas situaciones o enfermedades en las que la cafeína es beneficiosa, el consumo de café descafeinado tiene un efecto neutro, habida cuenta del escaso-casi nulo- contenido de cafeína.

Por lo tanto, con las excepciones de sujetos hipersensibles al efecto de la cafeína (insomnio, ansiedad) o cuando ésta debe eliminarse totalmente (caso de algunas arritmias cardíacas), una excelente alternativa es el consumo moderado de café descafeinado. En la actualidad la oferta de café descafeinado de calidad es muy amplia y, por lo tanto, el sacrificio de eliminar totalmente el consumo de café, con las excepciones citadas, no está justificado.

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Referencias
1. Lopez-Garcia E, van Dam RM, Li TY, Rodriguez-Artalejo F, Hu FB. The relationship of coffee consumption with mortality. Ann Intern Med 2008;148:904-14
2. Douglas BR, Jansen JB, Tham RT, Lamers CB. Coffee stimulation of cholecystokinin release and gallbladder contraction in humans. Am J Clin Nutr 1990;52:553-556
3. Wu T, Willett WC, Hankinson SE, Giovannucci E. Caffeinated coffee, decaffeinated coffee, and caffeine in relation to plasma C-peptide levels, a marker of insulin secretion, in U.S. women. Diabetes Care 2005;28:1390-6

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