Boletín Informativo

Café, ciencia y salud Boletín informativo Nº 8

Café y cefalea.
Rafael Franco. Catedrático de Bioquímica y Biología Molecular. IDIBAPS (Institut d’Investigacions
Biomèdques August Pi i Sunyer). Universidad de Barcelona.

La naturaleza es sabia y la asociación entre café y la migraña es una prueba de ello. La relación entre alimentos y el nivel de glucemia es algo básico y el ser humano incluso es consciente de que hay que ingerir alimentos para poder realizar las tareas que sustentan la vida. Es menos probable que se establezca una asociación entre dejar de ingerir una bebida no esencial, como el café, y una disfunción orgánica. Aun así los consumidores de café se han dado cuenta de que podría existir un dolor de cabeza asociado a la falta de ingesta de café.

El cansancio o la apatía al levantarse para ir al trabajo, especialmente los lunes, es molesto y el método más habitual en la actualidad para combatir este cansancio es la ingesta matutina de alimento y también de café. El café es un estimulante que no produce adicción, pero si se deja de consumir tiene dos efectos secundarios, el sueño y la migraña. El sueño se produce porque en ausencia de cafeína, un neuromodulador endógeno, la adenosina, ve potenciado su efecto sedante. La jaqueca no se sabe por qué se produce pero se previene por ingesta de cafeína. A raíz de este dato se supone que la cafeína del café produce una vasoconstricción de vasos sanguíneos cerebrales y que su ausencia provoca un dolor de cabeza secundario a la vasodilatación de dichos vasos. Sería un mecanismo, el de la dilatación, que también se produce cuando se administran los vasodilatadores, como los nitritos, en casos de síndrome coronario agudo. La diferencia entre café/cafeína y los fármacos generadores de óxido nítrico es que la cafeína produce vasoconstricción en el cerebro pero no en los vasos periféricos.

Hay expertos que consideran que la cafeína del café es analgésico específico para el dolor de cabeza (Farahmand and Brennan, 2008; Shapiro, 2008). Esta es una forma de hablar pero hay que resaltar que la cafeína no es un analgésico general sino que resuelve los “problemas” fisiológicos que desencadenan los dolores de cabeza que se “curan” tomando café. En cualquier caso, lo que es también relevante es que la cafeína mejora la acción de algunos analgésicos. Un ejemplo es la sinergia entre ibuprofeno y cafeína en el tratamiento de “otros” dolores de cabeza que no se resuelven adecuadamente sólo con cafeína o sólo con ibuprofeno (Diamond et al., 2000). Esta es una de las razones por la que encontremos cafeína en algunos de los medicamentos que más se venden en la farmacia.

Como sucede con la práctica totalidad de lo que ingerimos, el consumo de grandes cantidades de café no es recomendable. Cuando se consume mucho café puede ocurrir que el dejar de tomar una dosis produzca cansancio y dolor de cabeza. En consumidores moderados este efecto rebote no suele producirse excepto en circunstancias puntuales. Una de ellas puede ser durante el fin de semana cuando se retrasa el consumo del primer café y tampoco existe el estrés asociado a una jornada laboral intensa. En un sábado o domingo en que se duerme más de lo habitual y en el que no existe el estrés habitual de otros días de la semana la dosis habitual del primer café puede no ser suficiente. Es probable que durante el fin de semana nuestro organismo necesite una mayor cantidad de cafeína para llegar al mismo nivel de “alerta” que tenemos el resto de días de la semana. Si este aporte extra no se produce el organismo se “queja” mediante una jaqueca. Aunque es imposible hacer una recomendación basada en criterios científicos absolutos se puede hacer una prueba que consistiría en tomar un poco más de café si somos de los que al llegar el fin de semana tenemos dolor de cabeza. Si el “truco” funciona, no hay miedo a posibles efectos secundarios; como se supone (y se recomienda) que somos consumidores moderados, un exceso puntual no supone en absoluto ningún perjuicio para la salud.

Café y colesterol.
Dra. Pilar Riobó. Médico especialista en Endocrinología y Nutrición. Hospital Fundación Jiménez Díaz. Madrid.

Tener el colesterol elevado es un problema frecuente, y uno de los factores de riesgo cardiovascular más importantes. El exceso de colesterol se deposita en las paredes de las arterias y puede llegar a obstruir el paso de la sangre. Si se obstruyen las arterias que irrigan el músculo cardiaco se produce un infarto, y si se obstruyen las que irrigan el cerebro, una trombosis cerebral. Globalmente, las enfermedades cardiovasculares constituyen la principal causa de muerte en Occidente.

El café es una de las bebidas más consumidas en todo el mundo. Más del 50% de la población occidental consume café a diario. Por ello, es interesante conocer si este alimento puede afectar negativamente a alguno de los factores de riesgo cardiovasculares.

Hace ya algunos años, en 1965, Bellet et al. publicaron un estudio sobre el efecto negativo del café en los lípidos y en el colesterol plasmático. Desde entonces se han realizado muchos otros estudios con resultados no consistentes. Por lo tanto, para aclarar este tema, se realizó un meta-análisis que fue publicado en 2001. Los autores identificaron 14 estudios de intervención en los que se dio café como tratamiento activo a uno de los grupos. Los objetivos eran, no sólo examinar los efectos del café en los lípidos, sino también evaluar si diferían según el tipo de café (regular vs. descafeinado) o el método de preparación (hervido vs. filtrado). Observaron una relación dosis-respuesta entre el consumo de café y el colesterol total y LDL; la elevación de los lípidos séricos era mayor en los pacientes que padecían una hiperlipidemia y con el café hervido. Sin embargo, el consumo de café filtrado presentaba una elevación mínima de los niveles de colesterol.

Y es que hay ciertos componentes del café no filtrado llamados “diterpenos” que pueden elevar los niveles de colesterol en sangre. Los diterpenos del café llamados “cafestol” y “kahweol” son sustancias lipídicas que se extraen por tratamiento con agua caliente, y que no pueden atravesar el filtro. Son responsables del aumento en los niveles de colesterol total y LDL observados en algunas poblaciones que consumen café sin filtrar, que contienen altos niveles de ambos diterpenos (6-12 mg /taza), como en Turquía o en Escandinavia. Por el contrario, el café filtrado o expreso y el instantáneo que se consumen en España contienen muy escasa cantidad de diterpenos. A pesar de tener un efecto negativo sobre los lípidos plasmáticos, hay que destacar que también el cafestol tiene una acción anticarcinogenética.

Para que se produzca la aterosclerosis es necesario que ese colesterol LDL depositado en las paredes de los vasos se oxide. La resistencia del colesterol LDL a la oxidación es un modificador del riesgo, que es modulado por los componentes dietéticos. El café contiene compuestos fenólicos (200-550 mg/taza de 200 ml) con capacidad antioxidante. Los ácidos clorogénicos son una familia de esteres como el ácido cafeico, ferúlico y p-coumario. Estas moléculas se pueden encontrar en el plasma tras el consumo de café y se ha demostrado que in vitro, son capaces de disminuir la susceptibilidad de las partículas de colesterol LDL a la oxidación, con lo que ejercerían un efecto bloqueador del proceso de la aterogénesis.

En conclusión, el consumo moderado de café expreso o filtrado no afecta a los niveles de colesterol ni aumenta las enfermedades cardiovasculares; el consumo de café no filtrado puede elevar los niveles de colesterol en sangre debido al efecto del cafestol. La cafeína del café no parece que ejerza ningún efecto sobre los niveles de colesterol.

Mitos sobre Café y cardiopatía isquémica.
Mariano de la Figuera von Wichmann. EAP Sardenya. Barcelona. CatSalut

La cardiopatía isquémica (CI) es la principal causa de muerte de origen cardiovascular (CV) en España, especialmente entre los hombres. La aterosclerosis coronaria es el sustrato fisiopatológico de esta enfermedad de la que se conocen muy bien los principales factores de riesgo, como el consumo de tabaco, la hipertensión arterial y la hipercolesterolemia. Precisamente, el control de dichos factores, además de los estilos de vida saludables –no fumar, dieta y ejercicio físico- constituye la mejor estrategia de prevención de la CI.

La relación del consumo de café con las enfermedades CV, en general, y la CI, en particular, es un tema controvertido. El café contiene substancias con reconocidos efectos beneficiosos sobre la salud (como los antioxidantes) y otras sobre las que se mantiene un debate abierto, como ocurre con la cafeína. La realidad es que existen una serie de mitos bien consolidados, pero no soportados por la evidencia científica, que se reflejan en la prohibición del consumo de café que muchos profesionales de la
Medicina realizan a los pacientes que han sufrido, por ejemplo, un infarto de miocardio. ¿Hay razones para mantener estas recomendaciones?

La relación del consumo de café con la mortalidad total y por enfermedades CV ha sido analizada recientemente. Un total de 41.736 hombres y 86.214 mujeres sin historia previa de enfermedad CV fueron seguidos durante 18 y 24 años, respectivamente. Durante el seguimiento se documentaron un total de 2.049 muertes CV entre los hombres y 2.368 entre las mujeres. El Riesgo Relativo (RR) ajustado de mortalidad total en los hombres fue, en función del consumo de café (<1 taza/mes, 2-3 tazas/día, 4-5 tazas/día y >6 tazas/día) de 1,0 (RR de referencia); 0,97 (IC 95% 0,89-1,05); 0,93 (0,81-1,07) y 0,80 (0,62- 1,04), respectivamente (P para la tendencia=0,008). En el caso de las mujeres también se observó esta asociación inversa entre el consumo de café y la mortalidad, debida, principalmente, a una reducción de la incidencia de muertes CV.

Sobre la relación entre el consumo de café y el infarto agudo de miocardio (IAM) varios estudios, incluido un meta-análisis, apuntan hacia una falta de asociación. Además, se ha observado que en los primeros 90 días después del IAM la asociación es inversa, postulando un posible efecto protector del café. Sin embargo, no se puede descartar que en algunos individuos el consumo de café puede comportar un mayor riesgo de CI debido a los efectos de algunos de sus componentes sobre los niveles de colesterol (los diterpenos presentes en el café hervido) o a la asociación del consumo de café con otros factores de riesgo.

Por lo tanto, el consumo moderado y habitual de café (hasta 3 tazas al día) no parece tener una especial incidencia sobre la mortalidad CV ni el IAM. Algunos mitos sobre el café y la cardiopatía isquémica empiezan a derrumbarse.

¿Qué se entiende por consumo moderado de café?.
La Food and Drug Administration (FDA) de Estados Unidos ya clasificó en 1958 la cafeína como sustancia generalmente reconocida como segura y en 1987 reafirmó su posición en el sentido de que una ingesta normal de cafeína, del orden de 300 mg/día en los adultos sanos, no implica riesgos para la salud. Dicha cantidad equivale a unas 3 ó 4 tazas diarias, es decir un valor medio de 100mg por taza ya que un café expreso puede contener desde 40 a 150 mg de cafeína dependiendo del tipo de café utilizado.

“No habría relación entre el café y la insuficiencia cardíaca”.
Un nuevo trabajo sugiere que los amantes del café no correrían más riesgo de insuficiencia cardíaca, lo que contradice hallazgos previos. Los autores hallaron entre más de 37.000 hombres suecos de mediana edad y adultos mayores, que los bebedores regulares de café no eran más propensos a desarrollar insuficiencia cardíaca que los que rara vez, si lo hacían, bebían la infusión. Los resultados, publicados en American Heart Journal, se suman a las evidencias de que el café no sería una amenaza para la salud cardíaca, como se sospechaba.(…).

El equipo halló que 784 de 37.315 hombres, de 45 a 79 años, desarrollaron insuficiencia cardíaca en nueve años. Los autores no encontraron una relación clara entre el consumo de café que habían indicado los participantes al inicio del estudio y el riesgo individual de insuficiencia cardíaca. (…)

Se desconoce si los resultados son aplicables a hombres con cardiopatías. Ninguno de los participantes había sufrido un infarto previo; el daño del músculo cardíaco que causa el infarto es una de las principales causas de insuficiencia cardíaca.(…)

No creo que existan evidencias sólidas de una asociación entre el café y la insuficiencia cardíaca”, dijo.* (…) Sería prematuro”, agregó Levitan, que las personas dejen de tomar café para prevenir la enfermedad.
*Afirmación de la doctora Emily B. Levitan, coautora del estudio.

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