Relación del consumo de café con el pronóstico cardiovascular en pacientes con enfermedades coronarias
J Abtan et al, Relación del consumo de café o té con el pronóstico cardiovascular en pacientes estables aquejados de enfermedades coronarias: análisis sobre el registro CLARIFY, Archives of Cardiovascular Disease, 2023
Estudio en humanos – Enfermedades cardiovasculares
RESUMEN:
Antecedentes: Se cuenta con estudios contradictorios al respecto de la relación del consumo de café o té con las enfermedades cardiovasculares y pocos se centran en estudiar la evolución de pacientes con enfermedades coronarias.
Objetivos: Describir la relación del consumo de café o té con la evolución cardiovascular de pacientes estables con enfermedad coronaria diagnosticada. Se utilizará para ello un gran registro internacional y se identificarán múltiples factores de confusión.
Método: El registro CLARIFY (Registro prospectivo observacional longitudinal de pacientes con enfermedades coronarias) se inició en 2009 y 2010 en 45 países, estableciéndose un periodo de seguimiento de 5 años. Se clasificó a los pacientes en función de su consumo diario de té y café y se compararon sus resultados con los no consumidores. A los 5 años se analizaron los casos de infarto de miocardio, ictus o muerte cardiovascular, así como la mortalidad general. Se aplicaron análisis de sensibilidad a través de un modelo multivariable.
Resultados: 15 459 pacientes declararon consumir café y 10 029 consumían té. Tras ajustar los resultados tras 5 años de seguimiento, no ese estableció relación entre el consumo de café y el riesgo cardiovascular: 1 taza diaria (HR=1,04, IC=95 %, 0,89-1,21), 2-3 tazas (HR=0,94, IC=95 %, 0,82-1,08), y ≥ 4 tazas (HR=1,04, IC=95 %, 0,86-1,27) (P=0,51). El consumo de té tampoco se relacionó con un mayor riesgo cardiovascular. Tras ajustar los resultados, ni el consumo de café ni el de té mostraron relación con una mayor mortalidad general.
Conclusiones: En pacientes estables con diagnóstico de enfermedad coronaria, el consumo de café o té no incrementa el riesgo de accidente isquémico o de mortalidad general.
