Café y función hepática

Café y riesgo de sufrir cáncer de hígado

En 2016, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) publicó una revisión actualizada de las evidencias científicas disponibles sobre café y cáncer, sin que se detectaran evidencias de que el café tenga, en general, un efecto carcinogénico. En realidad, las investigaciones disponibles llevaron al IARC a concluir que puede haber una relación inversa entre consumo de café y el riesgo de sufrir un cáncer hepático (9).

En 3 meta-análisis, realizados tanto sobre estudios prospectivos de cohorte como de casos y controles y en los que se analizaba el cáncer de hígado, se concluyó que, en cada uno de los 10 estudios epidemiológicos revisados se detectaba una relación inversa entre consumo de café y cáncer de hígado (10-12). Estos hallazgos sugieren que el aumento en el consumo de café puede reducir el riesgo de sufrir un cáncer hepático.

La relación inversa entre consumo de café y cáncer hepático se detectó tanto para aquellos participantes con un historial previo de enfermedades hepáticas como para los que no lo tenían. En general, un consumo de 2 tazas de café adicionales al día reducía el riesgo de sufrir cáncer de hígado en un 43% en el grupo de población con un consumo habitual de entre 1 y 5 tazas de café diarias.

Los datos más llamativos, y a tener en cuenta de estos resultados epidemiológicos, son la consistencia de dichos resultados y el enorme grado de reducción del riesgo de sufrir esta enfermedad observado.

Los resultados de los estudios de cohorte incluidos en los meta-análisis indican la existencia de una relación dosis respuesta entre la frecuencia en el consumo de café y la reducción en el riesgo de sufrir cáncer hepático. En los estudios de casos y controles se observa la misma relación, aunque no tan intensa. Debe precisarse que la mayoría de los estudios analizados procedían de un único país, Japón.

En 2011 se realizó un nuevo estudio de casos y controles sobre una población china de pacientes crónicos de hepatitis C. Se observó que el consumo moderado de café reducía el riesgo de desarrollar un carcinoma hepatocelular casi a la mitad, y con una relación dosis respuesta significativa. Los consumidores moderados de café veían su riesgo de sufrir dicho carcinoma reducido en un 59% (13).

En otro estudio de casos y controles con un grupo de pacientes que sufrían carcinoma hepatocelular se concluyó que un consumo de 20.000 tazas de café durante toda una vida (3 tazas de café diarias como promedio) tenía una relación inversa con el desarrollo de este tipo de cáncer. Esta relación no influyó sobre el nivel de riesgo de sufrir carcinoma hepatocelular en el caso de pacientes de hepatitis B (14).

Las investigaciones realizadas con un grupo de hombres fumadores en Finlandia sugieren que la ingesta de café se relaciona inversamente con la incidencia del cáncer de hígado y la mortalidad provocada por enfermedades hepáticas, independientemente del modo de preparación del café (15).

Los datos de la Cohorte Multiétnica de EE UU sugieren igualmente la existencia de una relación inversa entre el consumo de café y la incidencia de carcinomas hepatocelulares, con una reducción del riesgo de sufrirlos de un 38% para los consumidores de 2-3 tazas de café al día (41% para los bebedores de más de 4 tazas diarias) (16).

Café y riesgo de sufrir otras enfermedades hepáticas

El consumo de café también se ha relacionado con un menor riesgo de sufrir otras enfermedades hepáticas, lo que sugiere un efecto beneficioso global del café sobre la salud hepática. En una revisión sistemática publicada en 2014 se relaciona el consumo de café con mejorías en pacientes que sufrían enfermedades hepáticas crónicas, como la cirrosis, el cáncer hepático o la enfermedad del hígado graso no alcohólico (17).

  • En una revisión científica publicada en 2009 se concluyó que los pacientes con un mayor nivel de consumo de café veían como su fibrosis hepática avanzaba más lentamente, especialmente en pacientes con enfermedades hepáticas alcohólicas (18).
  • En un pequeño estudio trasversal realizado en Norteamérica sobre 177 pacientes a los que se realizó una biopsia en un periodo de 6 meses desde el inicio del estudio (19), se observó que el consumo de cafeína se relacionaba con un grado de fibrosis hepática menos grave.
  • Los datos de los Informes Nacionales de Salud y Nutrición en EE UU (NHANES 1999-2010) sugieren que una mayor ingesta de café (incluido el descafeinado) se relaciona con niveles enzimáticos más bajos en el hígado, lo que resulta beneficioso para la salud hepática (20).

Enfermedades hepáticas crónicas

  • En un estudio trasversal realizado en Italia sobre 749 pacientes con enfermedades hepáticas crónicas se analizó cualquier vínculo entre consumo de alcohol o café con el desarrollo de la cirrosis (21). Los resultados sugieren un efecto positivo del café, pero los resultados no se pueden considerar concluyentes ya que algunos subgrupos de análisis contaban con un número de miembros demasiado reducido.
  • En un estudio realizado en Escocia se sugiere que el consumo de café está relacionado con una menor prevalencia de cirrosis en pacientes con enfermedades hepáticas crónicas (22).
  • Los datos de la Cohorte Multiétnica de EE UU sugieren que beber café está relacionado con una menor incidencia de las enfermedades hepáticas crónicas. Al comparar con los no bebedores de café, aquellas personas que consumían 2 o 3 tazas de café diarias veían su riesgo de muerte por enfermedad hepática crónica reducido en un 46%. Dicha reducción alcanzaba el 76% para un consumo de 4 o más tazas al día (16).

Enfermedad del hígado graso no alcohólico

  • En un estudio realizado en Italia sobre 137 pacientes con la enfermedad del hígado graso no alcohólico y 108 pacientes con otras enfermedades, los resultados indicaron una posible incidencia beneficiosa del consumo de café. Sin embargo, el diseño del estudio (pacientes con una enfermedad, y pacientes con otra como controles), obliga a tomar los resultados con precaución.
  • En otro estudio realizado en Norteamérica, sobre los datos de los Informes Nacionales de Salud y Nutrición en EE UU (NHANES 2001-2008), con objeto de analizar los efectos de la dieta sobre pacientes con la enfermedad del hígado graso no alcohólico se estableció que la ingesta de cafeína está relacionada con un menor riesgo de sufrir la enfermedad del hígado graso no alcohólico, lo que sugiere un potencial efecto protector de esta sustancia (24).
  • En un estudio publicado en 2012 se estableció una correlación entre el consumo de café y cafeína con la prevalencia y gravedad de la enfermedad del hígado graso no alcohólico. El consumo de café y cafeína se asocia con una reducción significativa del riesgo de sufrir fibrosis en pacientes con esteatohepatitis no alcohólica (25).
  • Un estudio realizado en México pretendió analizar los efectos antioxidantes del café midiendo enzimas antioxidantes y marcadores de peroxidación lipídica en pacientes con la enfermedad del hígado graso no alcohólico. Se observó que una mayor ingesta de café tenía un efecto protector a frente con la enfermedad del hígado graso no alcohólico a pesar de que no se observaron diferencias significativas en los niveles de las variables antioxidantes analizadas (26).
  • Los datos obtenidos de 728 adultos incluidos en la Red de Investigación Clínica sobre Esteatohepatitis No Alcohólica (NASH-CRN) sugieren la existencia de una relación inversa entre el consumo de café y la prevalencia de fibrosis avanzada en pacientes con la enfermedad del hígado graso no alcohólico (27).

Hepatitis C

  • En un estudio prospectivo de cohorte realizado en EE UU se reclutó a 766 pacientes con hepatitis C a los que se siguió durante casi 4 años (28). 230 pacientes mostraron un avance grave de su enfermedad, es decir, aparición de cirrosis o un aumento de 2 puntos en el Índice Ishak (un sistema tradicional de evaluación de la progresión de la fibrosis que va de 0 a 6 puntos). El consumo de té no mostró relación con los resultados del estudio. Sin embargo, el consumo habitual de café se relacionó de manera significativa con un menor grado de avance de la enfermedad.
  • En un estudio francés, cuyo objeto era el de evaluar el impacto del consumo de cafeína sobre el nivel de actividad histológica y grado de fibrosis en pacientes crónicos de hepatitis C, se concluyó que un consumo de cafeína superior a los 408mg/día reducía el nivel de actividad histológica en estos pacientes (29).
  • En un estudio con pacientes de hepatitis C se sugirió que el consumo diario de café (de filtro) por parte de estos pacientes mostró tener un efecto beneficioso al estabilizar los niveles de la enzima hepática alanina aminotransferasa (ALT) (30).
  • Los datos del Estudio de Salud sobre la Comunidad China de Singapur, un estudio sobre una cohorte de población de 63.275 adultos, sugieren una importante relación inversa dosis respuesta entre la ingesta de café y el riesgo de sufrir cirrosis como consecuencia de una hepatitis no vírica. Al comparar con los no bebedores de café, aquellos que consumían más de 2 tazas diarias veían su riesgo de mortalidad reducido en un 66%. Sin embargo, no se detectó relación entre la ingesta de café y la cirrosis por hepatitis B (31).

Debe tenerse en cuenta que, en un estudio observacional, los cambios en la dieta o en los hábitos de vida de los pacientes, como consecuencia de la enfermedad o del tratamiento médico al que se someten, pueden sesgar los resultados. Es importante analizar en cada estudio si estos factores de confusión se tratan correctamente. Los estudios de casos y controles son especialmente susceptibles a este tipo de sesgo, especialmente si los controles son pacientes con otras enfermedades. Los estudios prospectivos de cohorte no son tan propensos a sufrir este tipo de sesgo.

Actualizado a 04/04/2017.