Cafeína y dependencia
Tecnología de mapeo cerebral
Durante años se viene debatiendo sobre la posibilidad de que la cafeína cree dependencia. En humanos, el consumo continuado de cafeína se debe a sus conocidas propiedades estimulantes, y de ligero refuerzo, del comportamiento (83).
La gente también consume café por hábito: el posible efecto de refuerzo del café puede no deberse a la cafeína en sí misma, sino al agradable aroma y sabor del café, así como al entorno social que suele acompañar a su consumo (84).
Si quiere saber más sobre los efectos de la cafeína en el cerebro, vea este vídeo.
Las drogas como la cafeína, la morfina o la nicotina activan de manera específica la vía dopaminérgica mesolímbica del cerebro, que responde a recompensa y crea dependencia incluso en dosis pequeñas.
En estudios preclínicos se ha observado que, al suministrar a ratas dosis equivalentes al consumo humano (1-5mg/kg de masa corporal, lo que corresponde a entre 1 y 5 tazas de café en una toma), no aumenta el metabolismo energético (85) o la secreción de dopamina a dicha vía (86,87).
Estas investigaciones se han repetido posteriormente en humanos.
En un estudio se suministraron 3mg de cafeína por kg de masa corporal, lo que corresponde a 2 tazas grandes de café. Las mediciones de flujo sanguíneo cerebral demostraron que, como en las ratas, la cafeína no activo el circuito cerebral de la dependencia humana aunque sí se activaron las regiones que participan en la atención, alerta y ansiedad (zona parietal interna), así como las regiones que controlan las funciones vegetativas (hipotálamo y corteza insular anterior) (88).
Estos resultados constituyen el primer intento de mapeo cerebral en el estudio de la dependencia en humanos, y confirman los datos pre-clínicos que indicaban que los efectos fisiológicos de la cafeína no afectan al circuito de la dependencia (86,87). En otras palabras, según la tecnología de mapeo cerebral la cafeína no cumple los criterios para ser considerada una droga que crea dependencia.
Síndrome de abstinencia
Entre los síntomas vinculados a la drogodependencia está el síndrome de abstinencia. En 2013, la Asociación Americana de Psiquiatría publicó una versión actualizada de su Manual Estadístico y Diagnóstico de las Enfermedades Mentales (DSM-5), que recoge los criterios estandarizados que se utilizan para clasificar las enfermedades mentales. Por primera vez desde su creación en 1952 recoge el “síndrome de abstinencia de la cafeína”. En el manual se define como el síndrome que se sufre al interrumpir o reducir de manera abrupta el consumo de cafeína, después de un uso diario prolongado (89).
Solo una pequeña parte de la población consumidora de café o cafeína sufre estos síntomas de abstinencia (dolor de café, reducción en el nivel de alerta y somnolencia). Dichos síntomas suelen iniciarse 12-24 horas después de la interrupción repentina del consumo de cafeína, y suelen alcanzar su máximo a las 20-48 horas. Es importante recalcar que estos síntomas se pueden evitar por completo si el consumo de cafeína se reduce de manera gradual (83).
En un estudio, en el que se analizó la velocidad de la sangre en el cerebro de individuos que tomaron 400mg de cafeína o un placebo durante 2 semanas, se observó que la abstinencia producida por la cafeína aumentó la velocidad del flujo sanguíneo. Esto concuerda con los resultados de estudios anteriores y destaca la relación entre los cambios vasculares y los síntomas de síndrome de abstinencia debidos a la cafeína, como son dolor de café, reducción en el nivel de alerta y somnolencia (90).
Igualmente, la ingesta de 250mg de cafeína por parte de consumidores habituales de cafeína (375mg de consumo diario promedio) después de un periodo de abstinencia de 30 horas tuvo un efecto mayor que un placebo sobre el estado de ánimo y el tiempo de reacción en una tarea de elección entre 2 o más posibilidades. La cafeína también mejoró la capacidad de atención selectiva y la memoria, tanto en los que se habían abstenido de consumir cafeína como en los que siguieron haciéndolo en sus niveles habituales. Estos datos sugieren que la cafeína no parece tener efectos de tipo abstinencia sobre estos marcadores de la capacidad cognitiva (91).
En 2012 se realizó una revisión científica sobre el papel de la cafeína como potenciadora del rendimiento mental, concluyéndose que tenía efectos beneficiosos a la hora de realizar tareas simples y complejas que requerían atención, y esta mejora no se debe a que contrarreste los efectos del síndrome de abstinencia al volver a consumirla (6).
En otro estudio, que aplicó la perfusión cuantitativa por resonancia magnética, el flujo sanguíneo cerebral aumentó durante el periodo de abstinencia y disminuyó al consumir cafeína, tanto en los que no habían consumido cafeína antes del experimento como en los que sí lo habían hecho.
Actualizado a 27/04/2017.