Cafeína y nivel de alerta mental

Cafeína y atención visual

Los efectos de la ingesta de cafeína sobre la atención visual se han analizado en un buen número de estudios. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) evaluó un amplio grupo de estudios, llegando a la conclusión de que la cafeína aumenta tanto la capacidad de atención selectiva (centrada en el estímulo relevante) como sostenida (mantener la atención centrada durante un periodo largo de tiempo) (1). Se ha demostrado que una dosis de 75mg de cafeína aumenta la capacidad de atención (1). El consumo de dosis mayores de cafeína no produce necesariamente un aumento de los niveles de alerta (3,4). Se piensa que la relación entre el nivel de activación y la capacidad de realización de tareas sigue un modelo de U invertida, es decir, el rendimiento puede ser bajo tanto con niveles de activación muy bajos o muy altos (5). En una revisión científica publicada en 2012 se sugiere que la cafeína mejora el rendimiento, tanto en la realización de tareas simples como complejas relacionadas con el nivel de atención, por lo que concluyó que la cafeína tiene efectos beneficiosos indiscutibles sobre la capacidad de atención, y que estos efectos tienen un carácter más generalizado de lo que se pensaba (6).

Cuando se compara los efectos de la cafeína sobre la atención en individuos que consumen habitualmente cafeína con respecto a los que no lo hacen, el efecto de la misma mostró ser de tipo dosis respuesta en los no consumidores habituales de cafeína, obteniéndose el efecto óptimo sobre la capacidad de atención visual con una dosis de 200mg de cafeína (7). En los consumidores habituales, la cantidad necesaria para mejorar el nivel de alerta y atención visual resultó ser superior, 400mg (8). Igualmente, la cafeína mejoró la capacidad de procesamiento del lenguaje y de detección de errores en el discurso. Como se ha observado en otros estudios, los consumidores de pequeñas cantidades de cafeína alcanzaron su mejora máxima con 200mg de cafeína, mientras que los consumidores habituales de cafeína lo hicieron con una dosis de 400mg (9).

La expectativa de consumo de cafeína también afectó al nivel de atención y a la velocidad psicomotora (10). Este hallazgo se corresponde con los resultados de un antiguo estudio en el que se estableció que la cafeína y la expectativa de consumo de cafeína activan las mismas áreas del cerebro, aunque menos en el segundo caso (11). Hasta el momento, no se conocen con claridad los mecanismos psicológicos que explican estas respuestas.

Cafeína y tiempo de reacción

Los efectos positivos de la cafeína sobre el nivel de alerta y el tiempo de reacción han sido analizados en innumerables estudios, y la EFSA realizó una revisión de los mismos que recogió en su evaluación sobre la cafeína (1).

En otros experimentos se ha confirmado el efecto positive de la cafeína sobre el tiempo de reacción, mientras que la “percepción temporal” (la sensación individual de paso del tiempo) y el “tiempo de producción” (el tiempo necesario para producir algo tras un estímulo) no parecen verse influidos por la cafeína. Por tanto, parece que el tiempo de reacción y de ejecución no son necesariamente interdependientes (12).

Cafeína, nivel de alerta y seguridad en situaciones de la vida diaria

Los efectos de la cafeína sobre el nivel de alerta suelen observarse con más claridad en individuos en situaciones marcadas por un nivel de alerta reducido, como cuando sufren un resfriado (13), después de las comidas (14), o trabajando en turno de noche.

Se ha observado que la cafeína consigue reducir a la mitad los fallos cognitivos y los accidentes de trabajadores en turno de noche, con un consumo de al menos 220mg diarios de cafeína (15). Además, la cafeína también consigue reducir los fallos cognitivos entre personas que no están trabajando (16). Estos dos últimos estudios apuntan a un efecto beneficioso del consumo de cafeína sobre el rendimiento y la seguridad.

La cafeína suele consumirse justo después de despertar para aumentar el nivel de alerta y combatir la inercia del sueño. La inercia del sueño se caracteriza por una menor destreza motora y una sensación subjetiva de somnolencia, y se produce al despertar de manera repentina. El bajo nivel de alerta puede impedir la realización de tareas físicas y mentales. La inercia del sueño también se refiere al deseo de volver a dormir. Se ha demostrado que la cafeína permite superar la inercia del sueño, lo que explica en parte la popularidad del consumo de bebidas con cafeína nada más despertar (17). Finalmente, también se ha comparado la eficacia del consumo de café frente a una breve siesta para combatir la somnolencia durante la conducción nocturna en autopista.

El consumo de una taza de café cargada (125ml con 200mg de cafeína) es tan eficaz como una siesta de 30 minutos a la hora de combatir el deterioro en la capacidad de conducción, sin que el sueño posterior se vea alterado (18).

Un estudio de 2012 estableció que el consumo de una sola taza de café (80mg de cafeína) mejoró la calidad de la conducción de manera significativa durante la primera hora de un test que simulaba la conducción monótona en autopista durante 2 horas (19).

Igualmente, otro estudio indicó que tanto un descanso de 30 minutos con una breve siesta (menos de 15 minutos), como el consumo de un café (150-200mg de cafeína), resultaron ser muy efectivos a la hora de combatir la somnolencia del conductor. El efecto fue aún más potente si se combinaban la siesta y el café (20). El consumo de esta misma cantidad de cafeína también redujo los incidentes durante un test de conducción simulada de 30 minutos a primera hora de la mañana (21).

Un estudio de casos y controles demostró que las bebidas con cafeína, como el café, están relacionadas con un menor riesgo de colisión en conductores de vehículos comerciales de largas distancias (22).

Además, también se ha observado que la cafeína con efecto retardado (300mg) reduce el cambio involuntario de carril, los cambios de velocidad y la frecuencia de culpabilidad en accidentes sufridos durante un test de conducción simulada (23).

En un estudio de 2015 se observó que el consumo de café (con 150 mg de cafeína) puede reducir en un 25% los niveles de somnolencia sufridos por conductores (24).

Estos datos sugieren que la cafeína puede ofrecer un mecanismo efectivo para evitar la caída de rendimiento asociada a la falta de sueño, especialmente en los casos en los que no es posible echar una siesta.

Debe especificarse que, aunque la ingesta de cafeína (200-400mg) puede aumentar el nivel alerta y reducir el tiempo de reacción después de haber consumido alcohol, la incapacidad para conducir causada por el alcohol no se ve contrarrestada por la cafeína (25). Los conductores siempre deben cumplir las normas de circulación.

Puede acceder a más información sobre conducción y consumo de café aquí.

Cafeína y memoria

Se ha venido observando que la ingesta de cafeína tiene efectos beneficiosos al mejorar la capacidad de memoria operativa, aunque solo si se consume en dosis bajas. Las dosis elevadas de cafeína reducen dicha capacidad, posiblemente por sobreestimulación.

Se han observado resultados similares en tareas con un uso de memoria bajo y alto. La cafeína mejora el rendimiento en la realización de tareas de baja dificultad y bajo uso de memoria. Las tareas de gran dificultad y uso elevado de la memoria producen por sí mismas un mayor nivel de activación, por lo que la cafeína podría producir sobreactivación. La cafeína, por tanto, mejora el rendimiento de la memoria operativa en condiciones en las que normalmente se alcanzan niveles bajos de activación (26).

En un estudio de 2010 se sugiere que este efecto puede depender de la personalidad (27). La cafeína mejoró el rendimiento de la memoria operativa en personas extrovertidas, pero no en las introvertidas. Sería interesante realizar nuevas investigaciones en este campo.

En otro estudio se observó a estudiantes universitarios con el objetivo de registrar el número de palabras que podían recordar de 6 listas diferentes con 15 palabras cada una, tras consumir 200mg de cafeína. Las palabras de cada lista estaban semánticamente relacionadas con una única palabra (palabra crítica) no incluida en la lista. Los estudiantes recordaron más palabras, y más palabras críticas, cuando habían consumido cafeína por comparación con el consumo de un placebo. La cafeína pareció intensificar el establecimiento de conexiones entre las palabras de la lista y las palabras críticas, mejorando con ello la memoria real (memorización y recuerdo de palabras de las listas) y la memoria falsa (recuerdo de palabras no incluidas en las lista pero relacionadas con ellas a través de las palabras críticas) (28).

Sinergias entre la cafeína y la glucosa

La absorción conjunta de cafeína y glucosa tiene un efecto beneficioso de tipo sinérgico sobre la atención prolongada y la memoria verbal (29).

La administración conjunta de glucosa y cafeína modula la actividad neuronal de las redes del córtex prefrontal y el lóbulo parietal, relacionadas con la atención prolongada. El consumo simultáneo de ambas sustancias mejora la eficiencia del sistema de atención. Los resultados fueron similares en consumidores de ambas con respecto a otros individuos, pero necesitaron activar menos zonas del cerebro para alcanzar dichos resultados (30).

En un estudio realizado sobre 150 adultos sanos, que consumieron un placebo, 25g de glucosa, 60 g de glucosa, o 60g de glucosa y cafeína, se sugiere que el grupo que consumió cafeína y glucosa obtuvo resultados significativamente mejores en la realización de tareas múltiples, realizando con mayor rapidez ejercicios aritméticos mentalmente. Los autores concluyeron que la administración conjunta de glucosa y cafeína mejora la asignación de recursos en el sistema de atención por comparación con la administración de un placebo, o de glucosa o cafeína por separado. Aun así, no se puede descartar que los efectos positivos se deban exclusivamente a la acción de la cafeína (31).

Deben realizarse nuevos estudios con muestras mayores y diferentes niveles de consumo de cafeína y glucosa, así como analizando diferentes niveles de esfuerzo cognitivo, para conseguir comprender mejor los efectos de estas dos sustancias.

 

Actualizado a 27/04/2017.