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Patrones alimenticios y en la dieta relacionados con la función cognitiva en ancianos taiwaneses: un estudio transversal y un estudio longitudinal

S Y Chuang et al, Patrones alimenticios y en la dieta relacionados con la función cognitiva en ancianos taiwaneses: un estudio transversal y un estudio longitudinal, Journal of the American Medical Directors Association, 2019, publicación online.

Estudio en humanos – Función cognitiva

RESUMEN:

Objetivos: Establecer patrones alimenticios o en la dieta relacionados con la función cognitiva.

Diseño: Estudio transversal de los efectos a corto plazo y estudio prospectivo para los efectos a largo plazo: Estudio de Salud y Nutrición de Taiwán (NAHSIT) 2014-2016 y Estudio NAHSIT 1999-2000.

Participantes: 1.245 ancianos participaron en el Estudio NAHSIT 2014-2016 y otros 1.436 en el Estudio NAHSIT 1999-2000.

Magnitudes: La ingesta en la dieta se evaluaron a través de cuestionarios alimentarios estandarizados. La función cognitiva se analizó a través del Mini-Examen del Estado Mental (MMSE).

Resultados: Recurriendo a una regresión de rango reducido para obtener datos transversales del Estudio NAHSIT 2014-2016, se detectó tanto en hombres como en mujeres un patrón de dieta relacionado con una puntuación MMSE más alta. Dicha dieta se caracterizó por un mayor consumo de fruta fresca, frutos secos, cereal integral, cereales de desayuno, café, lácteos, pescados y marisco. Además, en el caso de las mujeres se incluían algunos alimentos más: té, huevos, productos de soja y verduras. La presencia de un deterioro cognitivo leve se asoció inversamente con la puntuación en la dieta, de forma que los odds ratio ajustados descendían (IC=95%) del primer tercil (el de referencia), al segundo y el tercero, tanto en hombres [1 → 0,85 (0,45-1,61) → 0,32 (0,14-0,78)] como en mujeres [1→0,44 (0,25-0,76) → 0,39 (0,20-0,75)]. Tomando el Estudio NAHSIT 1999-2000 como referencia, y con un periodo de seguimiento de 11 años, se aplicó un modelo de riesgo proporcionales de Cox en el que un consumo elevado (≥4 frente <1 vez por semana) de té y pescado, y no de otros alimentos, se relacionó con un menor riesgo de desarrollar demencia. Cuanto mayor era el consumo de pescado y té menor era el riesgo.

Conclusiones/Implicaciones: Una dieta caracterizada por un elevado consumo de alimentos ricos en fitonutrientes (fruta, cereal integral, frutos secos, verduras), té y café, así como de alimentos ricos en proteínas como huevos, lácteos y pescado, se relaciona con una mejora de la función cognitiva en adultos ancianos. La ingesta combinada de té y pescado demostró tener un efecto protector a largo plazo. Deben realizarse investigaciones adicionales para comprender mejor los efectos de corto y largo plazo de la dieta.

 

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