Cafeína y estado subjetivo
La evaluación del estado subjetivo de los individuos puede realizarse mediante una gran variedad de cuestionarios de autoevaluación. Entre los instrumentos más utilizados en el estudio de los efectos de la cafeína se hallan la Escala de Somnolencia de Stanford (ESS), el Profile of Mood States (POMS) y las escalas analógico-visuales (EAV). Todos ellos se han mostrado sensibles a los efectos del consumo de cafeína.
Las EAV son un instrumento de respuesta rápida que facilita la recogida de información, en especial si se realizan mediciones repetidas. La utilización de un conjunto de 8 EAV, cuatro de ellas que recogen información de la dimensión de activación subjectiva (alerta, vigoroso, cansado y dormido) y cuatro de ellas que la recogen de afecto subjetivo (contento, calmado, deprimidos y tenso), permite medir de forma adecuada y completa el estado subjetivo (Adan et al., 2008b). Cada escala es de 100 mm de longitud y se solicita al individuo que marque en ella entre “nada” (izquierda) y “muy” (derecha) su percepción del estado en que se encuentra en el momento de responder (puntuaciones que pueden oscilar entre 0 y 100). Con cada grupo de cuatro escalas se obtiene una puntuación global, muy simple de calcular, aplicando las siguientes fórmulas: activación = [(alerta) + (vigoroso) + 200 – (cansado) – (dormido)/4]; afecto = [(contento) + (calmado) + 200 – (deprimido) – (tenso)/4]. Cada escala puede también considerarse individualmente para determinar su sensibilidad respecto a la variable o fenómeno que se estudie.
Los efectos de la cafeína en el estado subjetivo en humanos se han estudiado en numerosos trabajos y circunstancias. Los resultados de las investigaciones muestran que el consumo de cafeína se asocia de forma fiable con beneficios. Los sujetos manifiestan que se encuentran más alerta, eficientes y vigorosos, así como más capaces de concentrarse y motivados para el trabajo. Por contra, desciende la percepción subjetiva de somnolencia, fatiga, cansancio y afecto negativo. Ello se ha observado con independencia del instrumento de medición utilizado para evaluar el estado subjetivo y con una gran variedad de dosis (Brice & Smith 2001; Christopher et al., 2005; Haskell et al., 2005; Childs & de Witt 2006; Hewlett & Smith 2007; Smith 2002; 2009; Adan et al., 2008b; Brunyé et al., 2010a,b). En general podemos decir que se produce un efecto dosis-dependiente, a mayor dosis efecto superior, siendo el rango de dosis más efectivo de entre 100-400 mg.
Los efectos beneficiosos de la cafeína sobre las evaluaciones subjetivas son superiores con la administración de dosis bajas si los individuos se hallan deficitarios de activación, como es el caso de sujetos fatigados (Smith et al., 2005; Hogervorst et al., 2008) y trabajadores de noche o en situación de privación de sueño (Wyatt et al., 2004; Philip et al., 2006; Wesensten et al., 2005; Killgore et al., 2006; Kohler et al., 2006). Además, aunque los efectos positivos de la cafeína sobre la activación subjetiva y el afecto se producen tanto en consumidores habituales como no habituales, los consumidores de cantidades elevadas de cafeína son los que manifiestan percibir mayores beneficios asociados al consumo (Rogers et al., 2003; Hewlett & Smith 2006; Attwood et al., 2007). No podemos obviar la posibilidad de que el consumo de cafeína produzca efectos adversos en la percepción del estado subjetivo, como se ha comentado al describir la farmacología de la cafeína. Entre ellos destacan como más frecuentes la tendencia a incrementar la ansiedad, la tensión y el nerviosismo, y la disforia. También puede producir un temblor ligero que no imposibilita la realización de las tareas cotidianas, pero sí puede perjudicar el rendimiento si se evalúan tareas con componente motor de precisión. Los efectos adversos se observan asociados a la administración de dosis elevadas de cafeína en individuos vulnerables a la aparición de estos efectos adversos (Smith 2002; Childs & de Wit 2006; Attwood et al., 2007).