Función hepática

Introducción

La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha establecido la existencia de evidencias de que el consumo de café puede ayudar a prevenir la aparición de ciertos tipos de cáncer, entre ellos el cáncer de hígado.

Los resultados de los estudios prospectivos de cohorte indican específicamente la existencia de una relación dosis respuesta. El consumo de 2 tazas de café adicionales cada día se relaciona con una caída del 43% en el riesgo de sufrir un cáncer hepático en poblaciones con un consumo habitual de entre 1 y 5 tazas de café diarias.

Las investigaciones realizadas con pacientes que sufren una enfermedad hepática avanzada, causada por la hepatitis C, también sugieren que el consumo moderado de café se relaciona con una ralentización en el avance de la enfermedad.

Todavía no está claro el grado de implicación de la cafeína en esta relación inversa entre consumo de café y enfermedades de hígado. Se investigan diferentes mecanismos que pueden explicar esta relación:

  • El metabolito primario de la cafeína, la paraxantina, parece suprimir el factor de crecimiento de tejido conectivo (CTGF) a través de una actuación en cascada que, como consecuencia, ralentiza el avance de la fibrosis hepática, la cirrosis y el cáncer de hígado.
  • Otros mecanismos alternativos se refieren a los efectos anti-carcinogénicos del cafestol y del kahweol, y los posibles efectos antivirales de los ácidos clorogénico y cafeico.

Escenario de partida

La Asociación Europea para el Estudio del Hígado estima que unos 29 millones de personas sufren en la Unión Europea una enfermedad hepática crónica (1). Estas enfermedades son la quinta causa más frecuente de muerte en Europa (2).

Las estadísticas estiman que un 0,1% de la población europea sufre cirrosis, produciéndose 170.000 muertes al año. Se observan grandes variaciones entre los distintos países europeos. Mientras que un 0,1% de los hombres húngaros morirán de cirrosis cada año, solo el 0,001% de las mujeres griegas sufrirán este desenlace (1).

La hepatitis es la enfermedad hepática más común y se estima que afecta a 10 millones de personas en Europa (1).

El cáncer de hígado es el quinto tipo de cáncer que más muertes causa en el mundo, y el decimocuarto más habitual en Europa (3). Es responsable del 5,4% de las muertes anuales en todo el mundo (695.000, de las que 47.000 ocurren en Europa) (1,4). El cáncer de hígado es la principal causa de muerte entre los pacientes enfermos de cirrosis (5).

Las proyecciones epidemiológicas apuntan a un incremento en el número de personas en riesgo de sufrir una enfermedad hepática crónica (6).

En 1992, el primer estudio sobre la cohorte del Programa Kaiser Permanente de Atención Médica en California indicó que el consumo de café puede proteger frente a la cirrosis hepática (7). En este estudio se diagnosticaron 59 casos de cirrosis hepática y aquellos individuos que bebían a partir de 4 tazas de café diarias tenían una probabilidad un 80% menor de desarrollar cirrosis que los no bebedores de café.

En un segundo estudio realizado por el mismo programa en 1993,  se informó de que los consumidores de café veían su probabilidad de morir por cirrosis hepática reducida en un 23% con respecto a los no bebedores de café (8).

A raíz de estos dos estudios prospectivos de cohorte se realizaron una serie de estudios y publicaciones en los que se analizaban la relación entre consumo de café y enfermedades hepáticas.

Conclusiones

Las evidencias epidemiológicas sugieren que existe una relación inversa entre el consumo moderado de café y el riesgo de desarrollar diversas enfermedades hepáticas como la cirrosis, la fibrosis y el cáncer. Dichas evidencias han sido reconocidas por la IARC. Sin embargo, no se sabe aún si la cafeína es responsable de estos efectos beneficiosos, y en caso de serlo, el grado de responsabilidad de esta sustancia.

Actualizado a 04/04/2017.