Diabetes tipo 2

Visión general

Los estudios publicados en los últimos cinco años apuntan de manera inequívoca a que el consumo moderado de café está relacionado con un menor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Esta relación está bien documentada y en diversas poblaciones se ha observado de manera consistente la existencia de una relación dosis respuesta, es decir, el riesgo es menor cuanto mayor es el nivel de consumo. Cada taza adicional de café, hasta un máximo de entre 6 y 8 tazas diarias (normal o descafeinado), reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 5-10%.

El hecho de que se trate de una relación estadísticamente significativa, junto con la consistencia de la relación dosis respuesta, deben considerarse como indicativos sólidos de la existencia de una relación real entre el consumo moderado de café y una menor incidencia de la diabetes tipo 2.

Aún no se ha establecido sin embargo un mecanismo factible que explique dicha relación. Los datos disponibles no son claros al respecto, aunque recientemente se han confirmado efectos beneficiosos del consumo de café sobre determinados marcadores de la inflamación subclínica, lo cual es ciertamente prometedor como mecanismo explicativo.

Escenario de partida

En la diabetes tipo 2 (diabetes no insulino-dependiente, DNID o diabetes del adulto), los tejidos que son objetivo de la insulina (músculos, hígado y tejido graso) se vuelven insensibles o resistentes a la acción de la misma. Esto supone que se necesita más insulina para conseguir la misma respuesta por parte de dichos tejidos objetivo.

La diabetes tipo 2 se caracteriza por un alto nivel de glucosa en sangre junto con una resistencia a la insulina y un déficit relativo de esta sustancia. La diabetes tipo 2 está principalmente condicionada por factores relacionados con el estilo de vida como la dieta, la actividad física, y el consumo de alcohol y tabaco.

Más de 220 millones de personas en el mundo sufren diabetes (1). Se estima que en 2025, el número de afectados por diabetes tipo 2 habrá aumentado en un 65% hasta los 380 millones de personas (2).

Europa tiene una de las tasas más altas de prevalencia de la diabetes en el mundo con 55,4 millones de afectados, lo que equivale al 8,5% de la población europea (3). En el caso de la diabetes tipo 2, los afectados son unos 49,8 millones de personas*. Se prevé que 1 de cada 10 europeos hayan desarrollado la enfermedad para 2030 (2). Para la diabetes tipo 2, será aproximadamente un 9% de la población*.

Las estimaciones indican que el gasto sanitario relacionado con la diabetes en Europa fue de al menos 80.000 millones de euros (106.000 millones de dólares) en el año 2010, lo que equivale al 28% del gasto total (3). Aunque antiguamente se consideraba una enfermedad de la vejez, hoy afecta también a niños y adolescentes, siendo el grupo de población entre 30 y 40 años el que ve crecer sus tasas de incidencia de manera más rápida (4). La doble epidemia de obesidad y diabetes que sufrimos es ya el principal desafío para la humanidad en cuestiones de salud pública en el siglo XXI. Se estima que al menos la mitad de los casos de diabetes se evitarían si se pudiera prevenir el aumento de peso en adultos (5).

*dato basado en la estimación de que el 90% de todos los casos de diabetes son de tipo 2.